Ana y Mia

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Mis padres decidieron separarse por fin después de una década de problemas extra matrimoniales por parte de él. Existen mujeres, madres; mujeres madres y esposas que al mismo tiempo define ser una mártir. Mi madre fue una de ellas. Se podría decir que alenté un poco a esa separación, como una porrista pero sin coreografía. Mi padre la supo hacer linda, no podría decir lo mismo ahora.
Dos semanas después de la separación definitiva, regresaba de la universidad como de costumbre. Recuerdo mi pantalón pitillo rosado pastel y un polo gris un poco ancho, me hacia ver más delgada de lo que era. Llegué a mi antigua casa en Miraflores y recibí la terrible noticia. Un avión me esperaba a las 6pm, puse en mi mochila un vestido negro, unas converse rosadas y salí volando.
No esperaba ver a mis padres juntos desde la separación, pero lo estaban. Todos rezaban por mi abuela, y yo le rogaba a Dios que mis padres no vuelvan a juntarse. Mientras los miraba de reojo, mi madre se hizo la loca y fue a sentarse con un grupo de señoras cucufatas y rajonas que nunca había visto en mi vida. Mi abuela no tenía amigas, así que supuse que fueron de chismosas.
Ni más, ni menos, acabó entre lágrimas fingidas y miradas escondidas debajo de lentes de sol. Mi madre me preguntaba sobre mis clases en la universidad y yo pensaba en cómo me gustaría el festín de mi muerte. En mi caso, hubiera hecho una fiesta de electrónica con mucho alcohol y marihuana. Regresé a Lima, después de que mi padre me dijo que era una alcohólica y drogadicta, como si me hubiera estado leyendo la mente en el velorio. No me ofendí, no era cierto, pero mi madre lo mandó a recoger los excrementos del perro, o sea a la mierda, y le agradecí a Dios porque escuchó mis ruegos.
No me afectó la muerte de mi abuela, esa abuela no quería a nadie. No me afectó la separación de mis padres, igual ya no tenía arreglo, pero igual me deprimí y dejé de comer por semanas. 
Según mi psico-analista, por no decir psiquiatra, "analista" suena más bonito y a mi que me gusta analizar a "las gentes", quedaba bien conmigo. F.M me insistió que era una situación delicada que no quería aceptar. "Tienes todos los síntomas", me decía. "Bueno, te voy a recetar estas cosas, te va a caer bien, vas a poder dormir y estarás feliz, te vas a sentir un poco drogada nomás ¿qué te parece?". Claro que me pareció excelente, mi padre hubiera estado orgulloso.
F.M me recomendó hacer cosas extra-curriculares y que no me preocupara mucho por mi carrera de Derecho. Entonces comencé a escribir bastante, dibujar guitarras, escuchar buena música y leer novelas y no precisamente novelas, sino también blogs en internet. Buscaba temas interesantes, desde cocina japonesa hasta razas de perros. Me quedé pegada con un blog que encontré "Mis amigas Ana & Mia", no trataba exactamente sobre cocina, más bien creo que estaban en contra. Para los que no saben, Ana y Mia son el diminutivo de "anorexia y bulimia" y el blog era una incentivación para muchas adolescentes. Y la historia recién comienza ahí.

M.G


Los días pasan como pasan muchas cosas en la vida. Vivimos por inercia, como un reloj. Te preguntas si eres buena hija, si eres buena amiga, te preguntas si a veces eres demasiado fría con los que te quieren y se preocupan por ti. Te preguntas si eres buena en algo o si tienes talento para algo. Ese preciso instante que el reloj, que ya quieres cambiar hace tiempo, se detiene y te da miedo a no encontrar la respuesta. Luego tomaste dos Clonazepan para dormir y no despertar en 3 días. Te cuestionas tu talento para redactar, para ser una buena escritora. Ambas cosas te resultan cada día más lejanas y perdidas. Prendes la computadora, rozas las teclas con tus dedos mientras una hoja en blanco espera mucho de ti. No sabes con que palabra comenzar y dices, bueno, escribe algo original. Buscas ideas, tomas el libro que dejaste sobre la mesa de noche, pero no se te ocurre nada, y terminas escribiendo sobre tu vida, no porque sea interesante, sino porque es lo más fácil. Sabes que a eso no puedes llamarle talento. Ni aquí ni en Paris, pero tienes un blog desde el 2009. En las épocas de Hemingway y la pareja escritora Fitzgerald me hubieran considerado un fracaso, yo, alguien a quien quizá deberían haber mandado al hospital psiquiátrico Highland de Carolina del Norte para morir incendiada, en vez de Zelda Fitzgerald. Bueno, tal vez no tanto, pero crees que una escritora como Gertrude Stein, o Julio Cortazar,  si se burlarían achinando los ojos. También te polemizas tu amabilidad, cuando lo que te nace y te hace sentir cómoda es estar en silencio, sin hablar con nadie. Y cuando hay alguien frente a ti no sabes si mirar, escuchar o hacer ese gesto de "no me importa de lo que estés hablando" y sonríes. Te preguntas si hay alguien que piensa igual a ti, y hace las mismas cosas que tú. Te gustaría debatir sobre cine, arte y sobretodo personajes que se te vienen a la mente sin poder escribir todo a la vez porque sigues mirando una hoja en blanco que espera mucho de ti.

La historia que logré escribir se trata de una niña de 14 años que conocí en internet. Ambas teníamos una sola en común. La salvé o creo que ella me salvó más a mi... {...