Domingo


Hasta el aire es efímero, trabaja con una inmediatez inevitable. La sensación de sentir, imaginar, pasa a medio plano. Capturar momentos o circunstancias y poder reciclarlas las veces que queramos. A veces queremos que se detenga el preciso instante cuando recordamos más los momentos que a la persona misma y solo optamos por sonreír. Retroceder el tiempo y revivir esas cosas tan pequeñas e insignificantes que nos hacían felices y no lo sabíamos.

I see dead people

Fue una semana entera. Como la explosión del Bing Bang. Las historias pasaban fugazmente sin dejar huella. Ni recuerdo la semana pasada, no se si pasó tan desprevenida o estuve distraída. Desperté y me dolían los ojos, no por haber llorado. Me quedé pegada mirando el piso. Mi cara al borde de la cama viendo una polera que decía "I see dead people", y por un instante pensé que estaba muerta. Me había acostado tarde, me había quedado dormida leyendo el libro "Mujeres que aman demasiado". Prendí mi laptop para ver la hora, seis de la mañana en punto. Me preparé un café, caminé descalza hacia el balcón y encontré un wiro por terminarse. Sentía que me miraba, me acechaba. Había pensando en dejarla después de la semana pasada y ahora estaba viéndola ahi. Tan triste, tan sola y consumida, como muchas cosas en mi vida, pero tan hermosa y diferente. Simplemente la maté mientras tomaba ese café, el festín acostumbrado de todas las mañanas. Me puse el enterizo y encima la polera de "I see dead people". Manejé stone escuchando Arctic Monkeys, como siempre. Me estacioné. Entré al camerino. No había nadie. Me sentí relajada y al mismo tiempo extasiada. Mis sentidos me aclamaban libertad mientras caminaba por el borde y me sumergí en el agua, me quité todo lo que me afixiaba, estaba desnuda mentalmente. Me senté en lo más hondo, me quité los lentes, abrí los ojos. No había nada más que el silencio, el agua y mi piel encendida sin que nadie lo toque. 

Soledad

Las noches son hermosas. Hay de esas noches que los usas para alimentarte de información.  Y otras en las cuales un beso no es suficiente, nadie lo es. De hecho, esas son las noches que intento postergar, y postergar.
Debe haber más de uno que prefiera la noche fría y sola, o ni tan sola.
Las primeras son las que más van conmigo. Me gusta estar sola, un poco meláncolica y taciturna porque después de haber estado sola, la próxima compañía suele ser deliciosa. Noches donde la tristeza va inexorablemente unida al arte.

Pero asi no son todos, somos algunos los privilegiados. Casi nadie puede estar solo. Confundimos amor con estar acompañado.
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