Ella o yo

Hasta ayer pensé que Clarita se había ido, pero no.

Ella, tal cual hiedra venenosa, descansaba en su lecho donde mi alma es su raíz y mis sueños su alimento. Nunca imaginé como sería su rostro, solo sabía que era delgada, muy delgada. Ahora, triste y difuminada, no pude ver su silueta en mi sueño.
Me encontré cara a cara con ella y vi mi reflejo en sus ojos. De pronto me encontré hace un año, exactamente en Abril.

Nunca supe como lidiar con los problemas y hasta el día de hoy me pregunto cómo sigo viva.

Siempre la negaba ante todos, de hecho, la defendía de cualquier comentario ofensivo. Cada día me absorbía y en el frío me atrapaba y ella lo disfrutaba.
Mi única amiga desde aquella noche fría y olvidada, ella me consolaba y me cantaba voces en mi cama. Me acurrucaba en su maldad distorsionada que tiempo después quedé yo afectada.

Nadie me daba importancia aquel entonces, solo cerré los ojos y viajé por casi siete meses, el número de la suerte, por un camino largo y abstracto en búsqueda de lo que había perdido o alguien se lo había llevado.

Todo pasó muy rápido.

Quería ser como ella, perfecta y sarcástica. No medía mis emociones y palabras. Mi mente me controlaba, ella me controlaba tal cual un títere de la madera más frágil y cara.
Ahora era dueña de mi cuerpo y pensamientos.
Mi ansiedad de la vida se perdió, tal ves las ganas de vivir se desvaneció o quedó en los ravioles que comí.

Yo la busqué en mi interior y quedó ahí para siempre. Pude doparla un buen tiempo y ahora busca a su esclava que algún día quiso ser como ella y lo logró.
No sé quién ganará esta vez... ¿Ella o yo?
Lastimosamente Clarita soy yo.