Café desnudo

Cansada decidí tomar una siesta, me pregunté dónde te habías metido y pensé que tal vez preparabas café y dormí. Me quedé así por un buen rato, no sé cuanto tiempo habrá pasado. Todo estaba oscuro y entreabrí los ojos. Me pareció conocida la silueta desnuda apoyada en la puerta, eras tú sin el café. Me acurruqué. Te echaste a mi lado y te apiarné, supongo que se dice así, porque te abracé con las piernas por el frío.
Nos miramos sin decir palabra alguna, muy sorprendida y para romper el silencio te pregunté si querías preparar el café, desnudos, los dos.

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