Perdón

Apoyé mi mejilla en el piso y sentí ese frío que hace sentir vivo a uno
y al mismo tiempo poderoso.
La sangre en mi cabeza circula por el resto de mi cuerpo,
y el sonido de los carros en la calle me adormecen.
Sin más preámbulos, me pasé la línea del límite
y por tercera vez, me pediré perdón.

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